El Dr. Tomás Toranzo, presidente de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) hace balance para “MédicosyPacientes” de 2022 en materia sanitaria y alerta sobre los graves problemas del Sistema Nacional de Salud como la falta de algunos especialistas, la utilización partidista de la sanidad o la falta de liderazgo del ministerio de Sanidad “que está poniendo en peligro la calidad asistencial y la seguridad de los pacientes”.

El año finaliza con movilizaciones y huelgas por gran parte de España ¿Qué está sucediendo? ¿Cuál es el sentir de la profesión médica a la que usted representa?

El hartazgo y la creciente desmotivación de los médicos por sus condiciones laborales en el SNS, desde retribuciones, cargas de trabajo, pasando por la alta tasa de temporalidad y precariedad, así como por la falta de respuesta de las distintas administraciones públicas ante nuestras justas reivindicaciones, ya estaban presentes antes del inicio de la pandemia y quedaron en stand by cuando se inició esta. Ahora, con la pandemia ya en una fase de control, todo lo anterior se ha agudizado y está manifestándose en cada servicio de salud con planteamientos similares, a los que se ha sumado la grave carencia de médicos, fundamentalmente en el ámbito de la atención primaria.

En función de la respuesta que está dando cada administración autonómica, los conflictos adquieren peculiaridades propias, pero en todos, la base de las movilizaciones son problemas laborales y profesionales con independencia del color político del servicio de salud.

El que existan movilizaciones por CC.AA. no significa que no las vaya a haber para el conjunto de España. Muchos de los graves problemas que padece nuestra profesión se deben a problemas cuya resolución compete al Ministerio de Sanidad que tampoco está dando una respuesta adecuada, es más, en la mayoría de los casos, está mirando para otro lado. Se configura así un cóctel explosivo que convendría desactivar cuanto antes

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de la sanidad en 2022?

No ha habido muchas cosas por la que podamos felicitarnos más allá de todo lo que ha significado el control de la pandemia, donde el compromiso y el profesionalismo demostrado han sido claves para minorar su mala gestión, sobre todo al comienzo, donde la falta de medios de protección hizo que todo el entorno sanitario y, en especial, los médicos, pagaran un alto precio en muertes y secuelas. Solo nos queda el consuelo de que el inicio de depuración de responsabilidades, ahora admitido por los tribunales de justicia, sirva de aviso a navegantes para que hechos de este tipo no vuelvan a producirse.

Como hecho positivo podemos mencionar el inicio de los procesos de reducción de la temporalidad que esperemos se resuelvan a la mayor brevedad y que, además, sea el inicio de la erradicación de la precariedad laboral del SNS.

Lo peor también es difícil de enumerar, pero podríamos señalar la marginación de las organizaciones profesionales, la utilización partidista de los problemas del SNS y la falta de liderazgo en su solución del Ministerio de Sanidad, que nos está llevando a una pérdida de oportunidad para dar solución a los graves problemas que atenazan a nuestro sistema sanitario y que lo están abocando a un callejón sin salida si no se aportan ya los recursos financieros, los cambios organizativos y la decisiones políticas que precisa.

Falta de médicos, ¿cómo es la situación? ¿Qué ha fallado y que hace falta para no quedarnos sin profesionales?

Falta de especialistas, sobre todo en algunas especialidades como son las ligadas a la atención primaria, y también algunas hospitalarias, que están poniendo en peligro la equidad en el acceso a las prestaciones sanitarias de nuestros conciudadanos y la calidad asistencial y la seguridad de los pacientes, además de sobrecargar el ejercicio profesional.

Son muchas las causas por las que hemos llegado a esta situación que podríamos resumir en dos. Primero, una deficiente planificación de las necesidades de especialistas, por más que, tanto desde CESM como desde otras organizaciones profesionales, habíamos alertado al Ministerio de este problema desde hace años. Segundo, una deficientes condiciones laborales y profesionales que han propiciado el abandono prematuro de la profesión de muchos compañeros que han dirigido sus pasos, bien a la actividad privada -que ha crecido mucho en los últimos años- o bien más allá de nuestras fronteras donde tienen mejores ofertas profesionales. Esto último comienza a verse incluso en el acceso a la formación especializada que hace que cada vez sean más los médicos que optan a especializarse allende nuestras fronteras.

Hace falta, por tanto, una mejor planificación de las necesidades de especialista -incluyendo la creación de nuevas especialidades como la medicina de urgencias-, huyendo de las soluciones cortoplacistas que terminan complicando más la situación como es el incremento indiscriminado de las facultades de medicina. Es necesario reforzar y mejorar el sistema de formación MIR, tanto en sus aspectos profesionales como laborales. Y, por supuesto, una mejora sustancial de las condiciones sociolaborales del ejercicio profesional en el SNS.

Para mantener operativo el SNS, como medidas a corto plazo, hace falta fijar a sus profesionales con actuaciones que permitan alargar voluntariamente la edad de jubilación, incluso hasta los 72 años, siempre que se reúnan las condiciones funcionales para ejercer y, sobre todo, mientras se mantenga esta necesidad acuciante de especialistas. A la vez, facilitar la jubilación voluntaria anticipada sin pérdida económica, para aquellos compañeros que ejercen en circunstancias que ponen en peligro su salud, porque no olvidemos que la nuestra es una profesión de riesgo, sobre todo en determinados puestos.  También es necesario facilitar/agilizar los procesos de homologación y reconocimiento de títulos extracomunitarios, sin rebajar las exigencias competenciales, a la vez que vigilar y exigir la posesión de esas homologaciones para el ejercicio profesional en el SNS, por seguridad de los pacientes, tal y como establece la legalidad vigente.

2023 es año electoral ¿qué debe de ir en los programas en materia sanitaria? ¿Confía en un pacto de estado por la sanidad?

Pues una exposición clara y concisa de las acciones y propuestas que se hacen en este sentido, más allá de propuestas genéricas y de echarse en cara unos a otros los problemas del SNS.

El pacto por la sanidad, con el clima de crispación y enfrentamiento que desgraciadamente estamos padeciendo, no lo veo a corto plazo y eso que sería fundamental para que se abordase con rigor el futuro de nuestro sistema sanitario.

En sus programas debería de ir un compromiso claro y expreso de que van a contar con la opinión y participación de las organizaciones profesionales en el abordaje de los problemas y soluciones que precisa el SNS.

Homologaciones, convocatorias, incentivos a la jubilación en Pediatría y Primaria… son algunas de las medidas anunciadas ¿Son eficaces? ¿Cómo las valora?

Ya se ha comentado anteriormente. Todas ellas son necesarias para abordar la falta de especialistas en determinados ámbitos asistenciales.

Los procesos de estabilización de empleo junto con convocatorias anuales de selección y provisión de todas las plazas disponibles, así como la actualización de las plantillas, acompañado de concursos de traslados abiertos y permanentes ayudarían a mejorar desde este punto de vista parte de las condiciones laborales. También los incentivos a la permanencia en el servicio activo o desarrollar propuestas como la jubilación activa, al menos hasta los 72 años, pueden contribuir a tamponar la carencia de profesionales.

También es necesario establecer unos criterios homogéneos de definición e incentivación de plazas y puestos de difícil cobertura, tanto en atención primaria como en la hospitalaria, que garanticen el mantenimiento del principio de equidad en el acceso a las prestaciones del SNS en todo el territorio nacional.

Sanidad privada ¿será el siguiente frente tras la Primaria? ¿qué está pasando?

Que está creciendo sobre todo por las carencias del sistema público, actuando como complemento imprescindible de este. Es un ámbito en el que las exigencias de titulación son mucho más relajadas que en el SNS y eso hace que el grave problema de la disponibilidad de profesionales no tenga la misma intensidad.

Por otro lado, también es un ámbito en el que muchos profesionales ejercen por cuenta ajena y en el que organizaciones como la CESM y demás sindicatos médicos, tienen un importante papel en el control y defensa de sus condiciones laborales y profesionales.

¿Funciona la llamada co-gobernanza? ¿Es necesario volver a centralizar a la sanidad o construir mecanismos en esa línea para evitar la “subasta en condiciones laborales?

Es necesario que el Consejo Interterritorial sea algo más que otro lugar de confrontación política y en él se puedan tomar decisiones que, respetando las competencias autonómicas, permitan homogenizar las condiciones laborales y la movilidad de los distintos profesionales por el SNS obedezca solo a intereses profesionales y personales. Lo de la co-gobernanza es otra de esas expresiones que se han ido colando en la gestión sanitaria y que es una forma burda de quitarse responsabilidades de encima. Lo que hace falta es que cada uno asuma sus responsabilidades y que lo de la lealtad institucional sea algo más que una expresión de “bien queda”

¿Cuál va a ser la hoja de ruta de CESM en 2023?

Seguir en la firme defensa de los legítimos intereses laborales y profesionales de nuestra profesión tanto a nivel autonómico, donde los sindicatos confederados en CESM está dando estos día un ejemplo claro de liderazgo, como a nivel central donde la actualización del estatuto marco va a marcar las negociaciones de los próximos meses y para lo que, además, contamos con la unidad de acción de resto de sindicatos médicos profesionales de España, con los que muy probablemente tengamos que realizar acciones conjuntas para exigir nuestro derechos.

También mantener el contacto y la actividad que venimos desarrollando con el Foro de la Profesión Médica de España para reforzar las acciones que en defensa de la profesión realizamos cada una de las organizaciones que lo conformamos, entre las que destaca la defensa inequívoca de las competencias profesionales que caracterizan y definen nuestra profesión, en interés de los pacientes.

FUENTE: medicosypacientes.com


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