En la próxima semana, se espera que los casos de coronavirus superen el millón en el continente africano, según declaró este jueves en rueda de prensa la directora regional para África de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Matshidiso Moeti.

Con al menos 8.000 muertes por coronavirus notificadas hasta la fecha en África, los casos de Covid-19 siguen aumentando. En los últimos 25 días, los casos se duplicaron, y países como Sudáfrica siguen estando en el ojo del huracán de la epidemia, con unos 471.000 casos confirmados.
 
Si bien, la última semana, en alrededor de 20 países africanos –entre los que se incluye a Kenia, Etiopía o Madagascar– se ha detectado un repunte de casos con respecto a las pasadas dos semanas y desde la OMS alertan que la pandemia en el continente se está acelerando.

El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) muestra su decepción, a través de una carta enviada a Israel Arroyo, secretario de Estado de la Seguridad Social y Pensiones, porque no se reconozca a la profesión médica como profesión de riesgo.

El presidente del CGCOM, Dr. Serafín Romero, expone en la misiva que durante el estado de alarma el contagio por la COVID-19 producido por el virus SARS-CoV2 se ha considerado contingencia profesional para quienes atienden a los enfermos de dicha patología, exigiendo, que el profesional haya estado expuesto a este riesgo específico y así se acredite por los correspondientes Servicios de Riesgos Laborales y Salud Laboral.
 
Sin embargo, el CGCOM sostiene que la situación demanda una consideración como enfermedad del trabajo del contagio por COVID-19 en los médicos, como se ha reconocido mientras se mantiene la situación de pandemia y con independencia de aplicación de cortapisas normativas a los derechos de protección de los profesionales, limitando ésta al 21 de julio, como se recoge en el Real Decreto 19/2020, de 26 de mayo.
 
El CGCOM recuerda que el pasado 3 de junio fue publicada la Directiva (UE) 2020/739 de la Comisión Europea, por la que se modifica el Anexo III de la Directiva 2000/54/CE contemplando la inclusión del SARS-CoV-2 como patógeno humano del grupo de riesgo 3, debiendo los Estados miembros dar cumplimiento a lo establecido en la Directiva antes del 24 de noviembre de 2020. 

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) coordinó un total de 880 operativos aéreos para el transporte de órganos y equipos médicos para trasplante en 2019, lo que supone un aumento del 35 por ciento con respecto a 2016 (228 operativos más).

En concreto, en 2019 se trasladaron por vía aérea 512 equipos médicos y 1.075 órganos. Esta cifra representa el 20% del total de trasplantes realizados ese mismo año (5.449).
 
Este significativo aumento de los desplazamientos aéreos responde al hecho de que cada vez es más frecuente el intercambio de órganos entre comunidades autónomas, lo que implica el traslado aéreo en muchas ocasiones. En este sentido, el 24 por ciento de los órganos trasplantados en España en 2019 se habían donado en una comunidad autónoma diferente.

Además del progresivo aumento en la actividad de donación y trasplante en España, la ONT explica que la puesta en marcha de nuevos programas como el Plan Nacional de Acceso al Trasplante Renal para pacientes hiperinmunizados (PATHI), en el que participan hospitales de prácticamente todas las comunidades autónomas, ha supuesto un mayor intercambio de órganos entre zonas alejadas del país y, con ello, un mayor uso del medio aéreo en los últimos años.

La Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC) prepara una nueva edición del Curso Básico de Cuidados Paliativos. La pandemia COVID-19 ha supuesto una toma de conciencia sobre la necesidad de incorporar conocimientos, habilidades, y una visión ética y humana a las situaciones dramáticas que todo profesional sanitario puede tener que afrontar en su tarea profesional.

El Dr. Jacinto Bátiz, director académico del curso, explica que  “tradicionalmente la formación académica en Medicina se ha centrado en la curación como objetivo, lo que ha provocado que en muchos casos los profesionales carezcan de herramientas clínicas y personales, para enfrentarse a situaciones en la que no es posible curar al enfermo”.

Esta falta de formación en Medicina Paliativa suele tener consecuencias negativas para el enfermo, para su familia y para el profesional. Una de ellas es, quienes consideran que se encuentran ante una situación compleja y deciden evitarla y dejan a la persona enferma y a su familia a la libre evolución de su proceso, entendiendo además que los cuidados paliativos sólo deben ser aplicados en las fases agónicas. Una segunda, quienes consideran una situación nimia y de escasa complejidad que puede ser fácilmente manejada con unos mínimos conocimientos técnicos y la atención de los síntomas físicos. Y una tercera, quienes, ante el miedo y las reticencias a aceptar la situación, emprenden actitudes más intervencionistas y evitan la comunicación y los encuentros incómodos con el enfermo y su familia. Estas tres actitudes de abandono, autosuficiencia y miedo pueden provocar que la persona al final de la vida y su familia sufran la falta de atención integral del proceso, la falta de apoyo domiciliario y la escasez de cuidados continuados.

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