La pandemia de coronavirus que se originó a finales de 2019 en la ciudad china de Wuhan se ha cobrado ya más de 850.000 víctimas mortales en todo el mundo entre los 24,48 millones de personas que han enfermado, según el balance ofrecido este martes por la Universidad Johns Hopkins sobre los 188 países y territorios afectados.

En total, 25.485.985 personas han contraído el virus --unas 260.000 más en el último día--, de las que más de la mitad se encuentran en los tres países más afectados --Estados Unidos, Brasil e India--, mientras que son ya 850.544 los fallecidos, cerca de 4.000 más con respecto al lunes.
 
Por lo que se refiere a las personas que han conseguido superar la enfermedad, son ya 16,82 millones. Brasil encabeza el listado, con algo más de 3,2 millones de pacientes curados, seguido por India, con más de 2,8 millones, y Estados Unidos, con algo más de 2,1 millones.
 
Este último país se mantiene, destacado, como el más afectado a nivel mundial por la pandemia, y en el último día ha rebasado los 6 millones de contagios, mientras que suma más de 183.500 fallecidos, que le sitúan igualmente a la cabeza en este apartado.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una primera encuesta indicativa sobre los efectos de la COVID-19 en los sistemas de salud basada en la información proporcionada por 105 países. Los datos recopilados en cinco regiones durante el período comprendido entre marzo y junio de 2020 evidencian que casi todos los países (90%) sufrieron interrupciones en sus servicios de salud y que los países de ingresos bajos y medios fueron los que experimentaron las mayores dificultades. La mayoría de los países comunicaron que se habían suspendido muchos servicios rutinarios y optativos, mientras que en los países de ingresos bajos los servicios críticos —como la detección y el tratamiento del cáncer y el tratamiento contra el VIH— habían sufrido interrupciones de alto riesgo.

«El estudio arroja luz sobre las deficiencias de nuestros sistemas de salud, pero también sirve para fundamentar nuevas estrategias con las que mejorar la prestación de atención de la salud durante la pandemia y después de ella,» dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «La COVID-19 debería enseñar a todos los países que la salud no consiste en elegir entre una cosa u otra. Debemos prepararnos mejor para las emergencias pero también seguir invirtiendo en sistemas de salud que respondan plenamente a las necesidades de las personas a lo largo de toda la vida.»

Ya en el mes de agosto, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) manifiestó su preocupación por la reactivación de la COVID-19 en España en estas últimas semanas. La corproación sigue insistiendo en este mensaje para evitar que la situación se descontrole, y para ello la sociedad española y sus instituciones deben desarrollar una clara estrategia de persuasión, de acción, movilización de recursos, y de vigilancia y exigencia en el cumplimiento de las regulaciones. Sólo así podremos detener los comportamientos temerarios, el relajamiento silente pero generalizado de la distancia física, la protección y la higiene, los brotes por condiciones laborales y de alojamiento prevenibles, y la expansión imputable a la lentitud de identificación de casos y rastreo de contactos por parte de las propias autoridades sanitarias.   

Los médicos y demás profesionales y trabajadores sanitarios agradecen los aplausos y el afecto de la población; pero la sociedad española debe saber que cunde la decepción y el desaliento, y en ocasiones indignación por algunas conductas irresponsables y posiblemente delictivas que observamos a nuestro alrededor.

Mantenemos viva la memoria de nuestros 61 compañeros y compañeras fallecidos víctimas de esta pandemia, así como los miles de contagiados y los cientos que aún luchan contra las secuelas derivadas del virus SARS-CoV-2. La capacidad física y emocional de los médicos se encuentra en situación de agotamiento.

El Foro de la Profesión Médica ante las manifestaciones efectuadas por los denominados movimientos negacionistas del Coronavirus, entre los que se encuentran algunos profesionales médicos, que cuestionan la existencia de la COVID-19 y se oponen a las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias como el uso de mascarillas, la cuarentena y la distancia física, quiere hacer público el siguiente comunicado.

1. En un contexto de pandemia como el que nos encontramos, estas actuaciones pueden generar una importante alarma social y pueden alentar de manera irresponsable a la desobediencia civil, además de ser contrarias a la evidencia científica existente.

2. Las manifestaciones de estos médicos negacionistas pueden suponer un grave peligro para la salud pública, pudiendo violar las normas deontológicas de la profesión médica y por tanto ser susceptibles de la apertura del correspondiente expediente disciplinario.

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