El Boletín Oficial del Estado (BOE) recoge este jueves la publicación del acuerdo de convalidación en el Congreso de los Diputados del Real Decreto Ley 29/2020, de 29 de septiembre, de medidas urgentes en materia de teletrabajo en las Administraciones Públicas y de recursos humanos en el Sistema Nacional de Salud (SNS) para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19.

Este decreto, rechazado por la Asamblea General del CGCOM y el Foro de la profesión Médica, entre otros, establece entre otras medidas la posible la contratación por parte de la comunidades autónomas de 10.000 facultativos sin especialidad o no comunitarios para luchar contra la pandemia.
 
En concreto, su artículo 2, denominado 'Medidas de contratación excepcional de personal facultativo y no facultativo', en su punto 1, "autoriza la contratación de personas con grado, licenciatura o diplomatura que carecen aún del título de Especialista reconocido en España, para la realización de funciones propias de una especialidad"; y en su punto 2 establece que el contrato "permitirá el desempeño de la actividad asistencial y podrá prolongarse hasta doce meses".

La Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) ha elaborado un informe sobre las tesis negacionistas a propósito de la pandemia COVID19 en que subraya que el Código de Deontología Médica es de obligado cumplimiento para todos los facultativos, sin excepción alguna.

El texto incide en que la profesión médica tiene el compromiso con la sociedad, por un lado de racionalidad dirigida a la mejora constante de la calidad y de las condiciones de la atención sanitaria que presta y por otro de intransigencia con los comportamientos no éticos o cómplices por omisión de acciones intolerables como lo que está ocurriendo y previstas en el Código de Deontología Médica.

Es preciso volver a recordar que el código es de cumplimiento obligatorio para todos los médicos colegiados y que periódicamente renueva el consenso mayoritario de toda la profesión. Por lo cual, todo médico dentro de una actividad médica debe someterse a las normas de práctica clínica, basadas en el método científico, la adecuada relación médico-paciente y con arreglo a la deontología profesional.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha reiterado este miércoles, durante la inauguración del I Congreso Virtual de la Sociedad Española de Epidemiología, su compromiso de llevar, en menos de un año, un proyecto de ley al Congreso de los Diputados para la creación de un Centro Estatal de Salud Pública.

Un centro que, tal y como ha explicado, ampliará la capacidad de identificar, evaluar, comunicar y responder adecuadamente a las amenazas y riesgos derivados de posibles enfermedades o pandemias como la de Covid-19, la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus.
 
Asimismo, durante el encuentro Illa ha defendido que la perspectiva de la salud debe estar presente en todas las políticas públicas, destacando que la pandemia ha hecho "aún más evidente" que la dimensión humana de la salud y de la enfermedad "es un eje claro de trabajo" en el Ministerio de Sanidad.

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) forman parte de un equipo internacional que han generado un clon infectivo del SARS-CoV-2 a partir del uso de cromosomas artificiales bacterianos, una herramienta fundamental para estudiar el coronavirus SARS-CoV-2.

Según publican en la revista 'mBio', esta herramienta podría ser fundamental para conocer detalles esenciales del ciclo viral y su patogenicidad, así como para desarrollar nuevos tratamientos antivirales y vacunas vivas atenuadas.

Este trabajo, dirigido por Luis Martínez-Sobrido, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Texas en Estados Unidos, ha contado con la colaboración de los científicos Fernando Almazán, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), y de Juan Carlos de la Torre, del Instituto de investigación Scripps de San Diego (La Joya, Estados Unidos).

"La generación de clones infectivos de virus pertenecientes a la familia de los coronavirus presenta varias dificultades técnicas debido al gran tamaño del genoma viral (alrededor de 30 kilobases) y a la toxicidad de ciertas secuencias del genoma viral cuando son amplificadas en bacterias", explica Fernando Almazán, colaborador en el artículo.

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