En los conflictos no solo matan las balas, la falta de agua potable y de saneamiento adecuado también se cobra las vidas de miles de niños, de hecho, según el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), es más probable que estos mueran por enfermedades diarreicas relacionadas con los problemas de agua que por la violencia

Según el informe 'Agua bajo el fuego', que analiza las tasas de mortalidad en 16 países inmersos en conflictos prolongados, los niños menores de 15 años tienen tres veces más probabilidades de morir por enfermedades diarreicas causadas por la falta de agua potable, saneamiento e higiene que por la violencia propiamente dicha.
 
En el caso de los menores de 5 años, su panorama es aún peor, ya que tienen 20 veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con la diarrea que por la violencia. El informe se basa en los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 2014 y 2016 sobre mortalidad debida a "violencia directa" y sobre "muertes diarreicas atribuibles a agua y saneamiento no seguros".


En concreto, se han analizado los casos de Afganistán, Birmania, Burkina Faso, Camerún, República Centroafricana (RCA), Chad, República Democrática del Congo (RDC), Etiopía, Irak, Libia, Malí, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Siria y Yemen, países todos ellos inmersos en conflictos e insurgencias.
 
Según la agencia de la ONU, en todos ellos, con la excepción de Libia, Irak y Siria, se constató una mayor probabilidad de morir por enfermedades relacionadas con el agua que como resultado de la violencia. Así, hubo 85.700 muertes de menores de 15 años por diarrea frente a 30.900 por la violencia y 72.000 muertes de menores de 5 años por enfermedades diarreicas frente a las 3.400 por la violencia.
 
El derecho a agua potable y a un saneamiento adecuado son tan fundamentales para la supervivencia de los niños como lo son la comida, la atención médica y la protección ante los ataques, defiende UNICEF.
 
Sin embargo, en los casos de conflictos prolongados muchos de los niños "no pueden llegar a fuentes de agua potable", incide la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, que lamenta que "la realidad es que hay más niños que mueren debido a la falta de acceso a agua potable que a causa de las balas".
 
Sin unos servicios eficaces de agua, saneamiento e higiene, los niños están en riesgo de sufrir desnutrición y enfermedades prevenibles como diarrea, fiebre tifoidea, cólera y polio. En el caso de las niñas, subraya la agencia de la ONU, la falta de estos servicios les expone al riesgo de violencia sexual, ya que suelen ser ellas las encargadas de buscar agua, o cuando se ven obligadas a utilizar las letrinas.
 
Además, sufren afrentas a su dignidad cuando se bañan y gestionan su higiene menstrual, y no pueden ir a la escuela cuando tienen el periodo si el centro no tiene instalaciones de agua y saneamiento adecuadas, resalta el informe.
 
Según UNICEF, todos estos riesgos se acentúan durante los conflictos, cuando los ataques deliberados e indiscriminados destruyen infraestructuras, hieren al personal y cortan el suministro de energía que mantiene operativos los sistemas de agua, saneamiento e higiene.
 
Asimismo, la violencia también suele limitar el acceso a la reparación de equipamientos y consumibles como combustible o cloro, cuya distribución puede reducirse, racionarse, desviarse o bloquearse. En este sentido, Fore deja claro que "los ataques deliberados contra el agua y el saneamiento son ataques contra los niños vulnerables". "El agua es un derecho básico. Es una necesidad vital", recalca.
 
Charity lo sabe bien. Con frecuencia se ve en la tesitura de dar agua sucia a sus tres hijos, junto a los que vive en un barrio a las afueras de Yuba en el que se refugió del conflicto que asola Sudán del Sur desde finales de 2013.
 
"Cuando pienso en dar a mis hijos agua sucia se me encoge el corazón", reconoce a UNICEF. "Si no hay agua, entonces no hay comida", añade esta madre de tres niños de 7, 5 y 2 años, para los que se ha visto obligada a buscar atención médica tras beber agua sucia procedente de un río o un pozo. "Cuando eso ocurre, llamo a mis hijos, les abrazo y nos vamos a dormir... porque no hay nada", lamenta.
 
Así las cosas, UNICEF hace un llamamiento a los gobiernos y sus aliados para que se detengan los ataques a infraestructuras y personal de agua y saneamiento. También les pide que vinculen las respuestas humanitarias al desarrollo de sistemas de agua y saneamiento sostenibles para todos y que refuercen la capacidad de los gobiernos y las agencias humanitarias para proporcionar sistemáticamente servicios de agua y saneamiento de alta calidad durante las emergencias.

FUENTE: medicosypacientes.com


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