La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado las primeras orientaciones sobre el tratamiento clínico de la difteria ya que la única guía disponible hasta ahora era un protocolo operativo.

Entre otras cuestiones, las nuevas orientaciones abordan el uso de la antitoxina diftérica (DAT) en el tratamiento de la difteria. La DAT escasea en todo el mundo, por lo que muchos estados miembros solicitaron recomendaciones basadas en pruebas sobre su uso.

La guía también incluye nuevas recomendaciones sobre antibióticos. En pacientes con difteria presunta o confirmada, la OMS recomienda el uso de antibióticos macrólidos (azitromicina, eritromicina) en lugar de antibióticos penicilínicos.

Esta guía de práctica clínica se ha elaborado rápidamente en reconocimiento del aumento mundial de los brotes de difteria. Los brotes de difteria registrados en Nigeria, Guinea y los países vecinos en 2023 han puesto de manifiesto la urgente necesidad de disponer de guías de práctica clínica basadas en la evidencia para el tratamiento de la difteria. Dada la naturaleza esporádica de los brotes, muchos clínicos de las regiones afectadas nunca han tratado la difteria aguda y sus complicaciones relacionadas.

La difteria es una enfermedad causada por una bacteria que afecta a las vías respiratorias superiores y, con menos frecuencia, a la piel. También produce una toxina que daña el corazón y los nervios. Sin embargo, es una enfermedad prevenible mediante vacunación, pero se necesitan múltiples dosis y dosis de refuerzo para producir y mantener la inmunidad.

Las personas no inmunizadas o insuficientemente inmunizadas corren el riesgo de contraer la enfermedad y esta es mortal en el 5-10 por ciento de los casos, con una tasa de mortalidad más alta en los niños pequeños. Los recientes brotes de difteria subrayan la importancia de mantener altos niveles de cobertura de vacunación en las comunidades a lo largo de toda la vida.

En 2022, se calcula que el 84 por ciento de los niños de todo el mundo recibieron las tres dosis recomendadas de vacuna antidiftérica durante la infancia, mientras que el 16 por ciento no recibió ninguna o recibió una cobertura incompleta. La cobertura varía mucho de un país a otro y dentro de un mismo país.

En este contexto, estas nuevas orientaciones son claves para tratar la difteria ya que sigue siendo una enfermedad desatendida y la vacunación es la máxima prioridad. Al mismo tiempo, para los pacientes con difteria, el acceso a antibióticos, DAT y cuidados de apoyo puede salvarles la vida.

FUENTE: medicosypacientes.com

 


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