La Dra. Sonsoles Castro. Representante nacional de médicos de administraciones públicas del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) y especialista en Medicina Legal y Forense, aborda, en esta tribuna, que “en violencia de género aún queda mucho por hacer, y muchos colectivos con los que trabajar, como el de los jóvenes, dónde la violencia de género es, en la actualidad, una realidad silenciada que hay que afrontar y un nuevo ámbito en el que trabajar”.

A principios del año 1989 empecé a trabajar como médico forense. En aquellos años se iniciaba, tímidamente, la comunicaciónpública de una grave situación que entonces se denominaba maltrato doméstico; y se organizaban jornadas y charlas que buscaban concienciar a la sociedad en general, y a determinados colectivos en particular, de que algunas actitudes y comportamientos, tradicionalmente soportados, no eran más que un gran problema de dimensiones desconocidas.

La evolución de la sociedad y la preocupación, preparación y trabajo de las organizaciones de mujeres y de los profesionales que trabajaban activamente en la visualización del problema, permitió que, cinco años después de la institucionalización por la ONU del día 25 de noviembre como el día internacional de eliminación de la violencia contra la mujer, en nuestro país se promulgara una ley específica de medidas de protección integral contra la violencia de género. La primera ley integral contra este tipo de violencia en Europa.


La ley pretendía atender a las recomendaciones de los organismos internacionales en el sentido de proporcionar una respuesta global a la violencia ejercida sobre las mujeres, tal y como se recogía en su exposición de motivos. Una ley novedosa, que planteó numerosas controversias, mejorable, sí, pero un elemento organizador y guía en elementos preventivos, educativos, sociales, asistenciales y de atención posterior a las víctimas enfocando la violencia de género de un modo integral y multidisciplinar.

Hasta su publicación, numerosos médicos forenses trabajábamos en este grave problema social, formándonos y formando a los profesionales sanitarios y a diversos intervinientes en los procesos judiciales. Para ello disponíamos, entre otros elementos de trabajo, de guías y pautas elaboradas por compañeros nuestros, grandes profesionales, entre los que cabe destacar a la doctora María Castellanos y al doctor Miguel Lorente, que en su día fue Delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, que contribuyeron de manera decisiva en la concienciación sobre este tema y en cuestiones más metodológicas tales como la definición técnica del denominado síndrome de la mujer maltratada y las maneras de afrontarlo, aportando los primeros instrumentos sistematizados de intervención.

El trabajo del médico forense en este campo ha cambiado mucho desde la publicación de la ley. De desarrollarse en solitario y con escasos recursos se ha transformado en un trabajo en equipo, multidisciplinar y reconocido, articulado en las denominadas unidades de valoración forense integral (UVFIs por sus iniciales) que se configuran como unidades funcionales formadas por médicos forenses, psicólogos y trabajadores sociales con la función de evaluar a la víctima, al agresor, al entorno y las circunstancias, para construir un sistema probatorio de calidad en los casos de violencia de género. Y de centrarse en la mujer víctima a entender que afecta a otras personas del entorno que también son víctimas, como los hijos menores u otras personas dependientes.

Del mismo modo ha cambiado el trabajo de los médicos en sus consultas diarias, sobre todo para los médicos de atención primaria que muchas veces son los primeros profesionales conocedores del problema, porque de acuerdo con la ley se han desarrollado programas de sensibilización y formación continuada con el fin de mejorar el diagnóstico precoz y la asistencia a las mujeres víctimas de este tipo de violencia. Programas formativos en los que también intervienen los profesionales de las UFVIs en sus labores de formación, docencia e investigación.

En definitiva, un trabajo que se dinamiza y evoluciona, que colabora en la visualización del problema y que permite que la sociedad tome conciencia de que aún queda mucho por hacer, y muchos colectivos con los que trabajar, como el de los jóvenes, dónde la violencia de género es, en la actualidad, una realidad silenciada que hay que afrontar y un nuevo ámbito en el que trabajar.

FUENTE: medicosypacientes.com


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