La directora general de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez, participará en el VI Congreso de Deontología Médica, que se celebra en Badajoz del 4 al 6 de abril, donde analizará la repercusión de la donación en asistolia en el programa nacional de donación y trasplantes. En una entrevista concedida a esta publicación destaca que “el perfil del potencial donante en España ha cambiado radicalmente: hemos pasado de un donante joven fallecido por accidente a un paciente de edad avanzada que muere por causas naturales, especialmente por un accidente cerebrovascular”

Beatriz Domínguez trabajó como nefróloga en el Hospital 12 de Octubre de Madrid durante siete años y desde noviembre de 2006 es miembro del equipo médico de la ONT. En 2017 sustituyó en la dirección general a Rafael Matesanz.

España es líder mundial en trasplantes y su sistema es una de sus banderas. ¿Qué tiene este modelo de gestión para que sea tan exitoso?

Cuando tratamos de justificar el éxito de España en donación y trasplantes hay que hablar en primer lugar de unas bases excelentes, representadas por su legislación, que cumple 40 años y que no ha habido que modificar en este tiempo, lo que pone de manifiesto que es una norma moderna y que ha permitido construir un sistema muy sólido. Otro punto esencial de este éxito es el Sistema Nacional de Salud, que garantiza el acceso universal y equitativo a terapias tan sofisticadas como es el trasplante, sin ningún tipo de discriminación.


Son bases imprescindibles a las que hay que añadir un modelo de gestión y organizativo, muy reconocido a nivel internacional, que responde a la realidad de la donación, que es que hay muy pocas personas que fallezcan en condiciones de ser donantes de órganos. En España se estima que entre un 1% y 2% de las personas que fallecen en un hospital lo hacen en condiciones de ser donantes. Nuestro sistema está perfectamente diseñado para que se identifiquen esas oportunidades de donación, en esas situaciones tan excepcionales que son compatibles.

El modelo se centra en la figura del coordinador hospitalario de trasplantes. Los hospitales que tienen un potencial de donación tienen una unidad de coordinación de trasplantes, liderada por un médico intensivista, lo que significa que son profesionales que realizan su actividad diaria en aquellas unidades donde pueden surgir esas oportunidades de donación.

Por lo tanto, están en una posición privilegiada para identificarlas y educar a sus colegas en el concepto de ofrecer la opción de la donación como parte integral de los cuidados al final de la vida. Estos coordinadores funcionan de acuerdo a protocolos de actuación que se facilitan por parte de la ONT y de la coordinación autonómica de trasplantes, reciben una formación continuada y son evaluados por sus resultados. Contamos con un programa de calidad que identifica dónde fallamos para introducir mejoras. También es importante la educación de la ciudadanía, llevada a cabo a través de una alianza establecida con los medios de comunicación durante años, que nos permite llegar a la población y facilitar información sobre la importancia de la donación y el trasplante.  

¿Se necesitan más donaciones? ¿Sigue muriendo gente esperando?

La lista de espera siempre tiene un comportamiento paradójico. La actividad de trasplantes en nuestro país ha aumentado de forma abrumadora a lo largo de los años y eso hace pensar que la lista de espera tendría que disminuir y la que la mortalidad en lista de espera tendría que reducirse, pero no es así. Cuando aumenta la disponibilidad de órganos, suelen flexibilizarse los criterios de inclusión en lista de espera. El resultado es que la lista de espera no disminuye, incluso puede aumentar. De hecho, así está sucediendo, pero también se están incluyendo y están trasplantando pacientes con un perfil muy diferente al de otros años. Ha ido envejeciendo el paciente en lista de espera y se han modificado los criterios de edad para que una persona pueda ser trasplantada. La lista de espera sigue existiendo y siempre va a existir. Desgraciadamente, fallecen entre un 5% y un 10% de los pacientes que esperan por un órgano vital. No debemos bajar la guardia y hay que seguir manteniendo nuestra actividad e incluso incrementarla.

En su participación en el VI Congreso de Deontología Médica abordará la repercusión de la donación en asistolia. ¿Hay margen de mejora en esta práctica?

El perfil del potencial donante en España ha cambiado radicalmente. Afortunadamente ya no es una persona joven fallecida por traumatismo, si no que se trata de un paciente en edad avanzada que fallece por causas naturales, especialmente por un accidente cerebrovascular. Ha habido que pensar otras opciones para aumentar la disponibilidad de órganos para trasplante, más allá de la donación clásica. Muchos pacientes fallecen tras una parada cardiorrespiratoria y es nuestra obligación ofrecer la opción de ser donante de órganos, porque ahora sabemos gracias a los avances técnicos, que estas circunstancias de fallecimiento también son compatibles con la donación de órganos, lo que denominamos donación en asistolia.

Se trata de un proceso que se activa cuando esa persona no fallece por muerte encefálica, sino por parada, lo que de cara a la donación exige luchar contra el tiempo y el deterioro que sufren los órganos podría suponer que no fueran viables para el trasplante. Trabajamos en la mejora de los protocolos de actuación y en la introducción de nuevos métodos de preservación para trasplantar con éxito no solo riñones, sino otro tipo de órganos más difíciles de trasplantar con este método y eso ya lo estamos consiguiendo. 

Hace unos meses se conocía el nacimiento en Brasil del primer bebé del mundo a través de un trasplante de útero de donante fallecida. Desde la ONT destacaron el avance técnico, pero hablaron de "enormes cuestionamientos éticos".

El trasplante de útero técnicamente lo que reporta es que es viable, pero a la hora de llevar a cabo este tipo de trasplante entendemos que es necesario un profundo debate sobre los aspectos éticos relacionados con este procedimiento. Hay que analizar la proporcionalidad y los riesgos que conlleva para el donante, en el que caso de que esté viva, para la receptora y el futuro bebé, en relación a lo que se consigue, que es hacer posible el deseo de maternidad en mujeres que tiene una infertilidad de origen uterino.

En España para que un procedimiento de carácter experimental en el ámbito del trasplante se lleve a cabo se necesita, además de una valoración por parte del Comité de Ética correspondiente del centro donde se va a realizar, se precisa la valoración parte de la comisión de trasplantes del Consejo Interterritorial al que se tiene que presentar un protocolo detallado para recibir la luz verde. 

¿El turismo de trasplantes es un problema para la Organización Nacional de Trasplantes?

Hay dos tipos de turismo de trasplantes. Uno se refiere a cuando una persona viaja a otro país para trasplantarse en condiciones compatibles con el tráfico de órganos. Es una situación que en España no se da. Como el sistema responde a las necesidades de los pacientes, no tienen que buscar fuera de nuestro marco legal. Pero también están los viajes de pacientes a otros países que comprometen la capacidad del país al que viajan de responder a las necesidades existentes. Consiste en ir a otro país para acceder a la lista de espera. Desde la ONT no consideramos que sea un problema en España, pero puede generar dificultades importantes. Hay muchos países de nuestro entorno en los que los pacientes no tienen acceso a la lista de espera y en su desesperación tratan de buscar una solución. España tiene un sistema público que garantiza el acceso a las listas de espera, que cuenta con enormes garantías de éxito por la enorme actividad que tiene el país en este ámbito y atraídos por esos resultados existe el riesgo que se acabe convirtiendo en un problema. Aunque a día de hoy no lo sea, debemos permanecer alerta.

El ‘Caso Abidal’ ha suscitado mucha polémica. ¿Es positivo que se reabra el caso?

Sí. Nosotros estamos personados como acusación particular y recurrimos la decisión de la jueza de no reabrir el caso. Estamos muy satisfechos de que se haya reabierto la investigación. Desgraciadamente, la ONT se enteró de las escuchas telefónicas del ‘Caso Abidal’ por los medios de comunicación.  La ONT y la Generalitat abrimos una investigación en el ámbito de nuestras competencias que se centra en lo que ocurrió dentro del hospital desde el punto de vista del equipo clínico.

En el ámbito de estas actuaciones todo se hizo con arreglo a la legislación y no se detectó ninguna de irregularidad. Evidentemente, fuera del ámbito hospitalario pueden haberse producido actuaciones que no nos compete a nosotros investigar, porque requiere entrar en el terreno judicial. Por eso entendimos que había investigaciones y diligencias que podían ayudar a esclarecer este caso. Es importante que se llegue hasta el final. Por parte de la ONT y el Sistema de Trasplantes la tolerancia es cero ante este tipo de episodios. Ante la más mínima sospecha hay que hacer una investigación en profundidad y actuar en consecuencia.

¿Qué opinión le merece los países que convierten a todos sus ciudadanos en donantes?

En España tenemos una ley que nos convierte a todos en donantes, salvo que hayamos expresado en vida lo contrario. En términos generales, una ley que en un país como el nuestro, en el que todos los ciudadanos tienen acceso al trasplante, se diga que lo normal es donar, es positivo. Hay que implementar esa legislación de una forma sensata y para que de ninguna manera se considere que el Estado fiscaliza los órganos de la ciudadanía. Hay que respetar la visión de las personas y el posicionamiento individual de cada uno y tener en cuenta a la familia, que se encuentra en un proceso de duelo. Estas medidas hay que llevarlas a cabo cuidando mucho la implementación de la norma y la comunicación a la ciudadanía, porque de lo contrario puede generar rechazo y oposición al objetivo que es que haya más donantes.

¿Cómo ha sido para usted reemplazar a una figura como Rafael Matesanz?

Es un enorme honor y una gran responsabilidad. Considerar que puedo ser una persona que suceda a Rafael Matesanz en la dirección de la organización es motivo de orgullo, pero también asumiendo la responsabilidad de estar al frente de un organismo que se considera modélico a nivel nacional e internacional es una prueba de fuego para cualquiera. Trato de mirar al futuro construyendo sobre el pasado. Para mí ha sido mi maestro, sigue siendo mi referencia y trato de trabajar con los mismos principios que me inculcó: mirar hacia la innovación y la mejora continua.

¿Cuál es su reto principal a corto o medio plazo?

A corto plazo tenemos muy bien plasmado qué es lo que queremos hacer en el Plan Estratégico Nacional. Tenemos que trabajar para poder responder a nuestros pacientes en lista de espera y a los objetivos cuantitativos, les sumamos componentes de índole cualitativa, como mejorar nuestros sistemas de información y centrarnos en la mejora de resultados. Hay que trabajar por la sostenibilidad del Sistema de Trasplantes, que está muy sobrecargado y puede romperse y luchar contra el tráfico de órganos y el turismo de trasplantes.

FUENTE: medicosypacientes.com


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