Un total de 45 millones de españoles (el 97% de la población) respiró el año pasado aire con niveles de contaminación superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que supone el segundo incremento desde el inicio de la crisis económica en 2008 (el otro ocurrió en 2015), y se debe al aumento del uso de los combustibles fósiles por el cambio de ciclo económico (las renovables estuvieron al mínimo de la última década) y la climatología (2017 fue el año más cálido y el segundo más seco desde 1965)

Si se toman los valores límite establecidos por la Unión Europea, la población que respira aire contaminado por encima de los valores legales es de 17,5 millones de personas, un 38% del total de la ciudadanía española. Así figura en un informe de Ecologistas en Acción, titulado ‘La calidad del aire en el Estado español durante 2017’, presentado por Miguel Ángel Ceballos, autor de la investigación, y Juan Bárcena, coordinador de Calidad del Aire de la organización.

El informe se basa en los datos recogidos en 783 estaciones oficiales de control de la contaminación atmosférica, repartidas en 127 zonas y aglomeraciones principales de toda España (salvo Ceuta y Melilla). Por primera vez, Ecologistas en Acción evalúa la calidad del aire en los puertos españoles.


La investigación toma como referencia tres limitaciones: los valores máximos de contaminación recomendados por la OMS, el objetivo a largo plazo para la protección de la vegetación establecido por la UE y los valores límite legales de obligado cumplimiento recogidos en la normativa comunitaria.

Ceballos apuntó que la principal fuente de contaminación atmosférica es el tráfico en las ciudades, pero también hay otras, como las centrales térmicas de carbón, y recordó que el aire contaminado causa cerca de 30.000 muertes prematuras al año en España, según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Los contaminantes que provocan más problemas de salud son las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), el dióxido de nitrógeno (NO2), el ozono troposférico u ‘ozono malo’ (O3) y el dióxido de azufre (SO2). Todos ellos experimentaron un crecimiento en 2017. “Durante 2017 aumentó la contaminación atmosférica en general en todo el territorio español y en todos los contaminantes”, apuntó Ceballos.

Por otra parte, Ceballos subrayó que la principal causa del incremento del aire sucio es “el cambio de ciclo económico”, que lleva consigo un aumento del uso de combustibles fósiles para transporte, sectores industriales y generación de electricidad, así como más tráfico rodado en las grandes ciudades. No en vano, señaló que el consumo eléctrico recuperó el año pasado los niveles de 2009 y las energías renovables cayeron a “su mínimo de la última década”.

Causas

Además, Ceballos apuntó que el año pasado fue el más cálido y el segundo más seco desde que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) recopila datos climatológicos nacionales desde 1965. “Fue un año muy favorable para la acumulación de la contaminación atmosférica tanto en varano, por las elevadas temperaturas, con un aumento importante de los niveles de ozono troposférico, como en otoño, con condiciones meteorológicas muy favorables al dióxido de nitrógeno y a partículas”, explicó.

Ceballos precisó que esas condiciones climáticas están ligadas al cambio climático y “agravan la contaminación atmosférica, pero no son la causa que la produce”.

Soluciones

Por su parte, Bárcena indicó que para reducir la polución urbana deben establecerse planes para reducir la contaminación, así como cambiar los patrones de movilidad para coger menos el coche y utilizar más el transporte público y medios de desplazamiento no motorizados (andar o ir en bici). Además, propuso estimular la generación eléctrica renovable, promover el ahorro energético, cerrar las centrales termoeléctricas de carbón y que se adopten las mejores técnicas industriales disponibles para la reducción de la contaminación.

Otra recomendación es que España y Francia creen un área de control de emisiones para el Mediterráneo occidental, de manera que los barcos que circulen por esas aguas lo hagan con combustibles más limpios que los actuales.

FUENTE: medicosypacientes.com


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