El secretario general de la Organización Médica Colegial (OMC), Dr. Juan Manuel Garrote, señala en una entrevista realizada con motivo del Día contra las Agresiones a Sanitarios, que se conmemora este jueves, que “es un error gravísimo restar importancia a las amenazas e insultos que sufren los profesionales sanitarios, porque si el fin último es dar la mejor calidad asistencial al paciente, no es de recibo que el médico se sienta amenazado o cohibido por pacientes o acompañantes”

¿Qué supone la puesta en marcha del interlocutor policial sanitario?

Este año el Observatorio contra las Agresiones de la OMC presenta una gran novedad gracias al compromiso del ministro del Interior, como es la puesta en marcha de la figura del Interlocutor Policial Sanitario. Desde la óptica policial pretenden estudiar cuáles son los déficits estructurales y de prevención en los lugares de trabajo y analizar a los profesionales a los que les afectan las agresiones.

¿Cómo va a desempeñar su labor el interlocutor?

Las Fuerzas de Seguridad del Estado recomiendan que en las ciudades haya un responsable de seguridad de cada hospital, en coordinación con la Policía Nacional, que se encargaría de estar más próximo a la problemática y ofrecería una solución más ágil. Mientras que del ámbito rural se encargaría la Guardia Civil. Además, insisten en que las consultas contarán con un botón antipánico. Este año es el de la consolidación de la colaboración de los interlocutores policiales y la OMC. De momento, se han hecho acciones individuales en los colegios, pero faltan aspectos por coordinar.

¿Qué ha supuesto que el médico de la sanidad pública sea considerado autoridad y, por tanto, que las agresiones sean penadas en base a ello?

Todavía es pronto para pronunciarnos en este sentido. Sirve para que aquellos que son agresores habituales, se lo piensen dos veces antes de volver a reincidir.  Desgraciadamente hemos visto ejemplos de continuas agresiones.

El hecho de que también se considere autoridad al facultativo en el ejercicio de la medicina privada, sigue siendo un reto. ¿Qué pasos hay que dar para conseguirlo?

Es un reto pendiente que el médico en el ejercicio privado de la profesión sea considerado como autoridad, como así sucede cuando desempeña su labor en el ámbito público. Algún juez lo ha valorado ya así en sus sentencias. Nuestro deseo es que este tipo de resoluciones judiciales generen jurisprudencia y se extienda esta postura.

¿Cuáles son los próximos pasos del Observatorio?

Somos conscientes de que el número de agresiones es mucho mayor de las cifras que manejamos desde el Observatorio de la OMC. Las agresiones declaradas rondan el 10% de las agresiones reales. El restante 90% son amenazas o insultos. Algunos estamentos quieren restar importancia a estas conductas, pero si el fin último es dar la mejor calidad asistencial al paciente, no es de recibo que el profesional se sienta amenazado o cohibido por pacientes o familiares de los mismos.

Quitar importancia a las amenazas o el insulto es un error gravísimo. Tampoco comprendemos las reticencias de algunas consejerías de Sanidad a facilitar datos de las agresiones. Hacer público esta situación ayuda al manejo del problema. Si se conoce la magnitud, se puede tratar de poner remedios. Si Administraciones y Consejo Generales no trabajan en común, la solución no será definitiva.

El mayor número de agresiones se produce en situaciones de urgencias, por lo que debemos centrarnos más en cómo buscar soluciones en estos casos. La presencia policial en los sitios conflictivos parece necesaria.

¿Cómo valora la unión de las profesiones sanitarias contra las agresiones que se impulsa desde la OMC?

El Observatorio está abierto a compartir sus experiencias, programas y soluciones con el resto de Consejos Profesionales del ámbito sanitario, porque es una lacra que nos afecta a todos: médicos, enfermeros, farmacéuticos y dentistas. Debemos aportar soluciones conjuntas.   

¿Cuál es la mejor manera de prevenir las agresiones?

Que las sentencias condenatorias sean más conocidas por la opinión pública y más ejemplares ayudaría a que descendiese el número de agresiones.

FUENTE: medicosypacientes.com